domingo, 24 de mayo de 2009

Sin parar de llover


Si en el paseo de la mañana no llegamos abrir el paraguas, en el de la tarde no lo hemos cerrado.

No ha parado de llover en toda la tarde.


Estaba leyendo un rato después de comer cuando he oído los truenos y la lluvia caía con fuerza.

Con temor de que el tiempo empeorara y pudiera caer granizo nos hemos arreglado antes para la vuelta y, paraguas en mano, hemos salido a la calle.


En las noticias ya habían avisado que en esta zona por la tarde habría más lluvias y tormentas y que lo mejor sería quedarse en casita.

Pero esto no le habría interesado escuchar a mi acompañante.

El si lo hubiera oído me habría mirado a la cara y con una sonrisa pícara me haría señas para que saliéramos a la calle, que no hay lluvia ni granizo que a él le impida salir y hacer su recorrido diario.


En el camino a penas hemos visto gente, la mayoría seguro que han hecho caso de las noticias y han visto que el tiempo estaba cada vez peor.

Nuestro paseo ha sido acompañado todo el tiempo por los truenos y la lluvia que no paraba.


Durante el recorrido hemos visto unas ovejas pastando. Debido a los días de calor y luego la lluvia la hierba ha crecido bastante y estaban encantadas comiendo bajo la lluvia y disfrutando de ese manjar que da la hierba fresca y mojada.

Había corderitos negros que no se separaban de sus madres y de vez en cuando bajaban tímidamente la cabeza para empezara comer algo.

Los más pequeños se acercan a sus madres para beber la leche mientras ellas siguen comiendo. Cada uno disfrutando de su alimento.


Las flores que pusieron delante de la fuente están bastante caídas debido a la lluvia. Si sigue así no creo que aguanten mucho tiempo ahí.


Ahora, mientras escribo esto da gusto mirar por la ventana y sentir la tormenta a través de los cristales.


Ha sido un fin de semana particular, en el cual el clima ha condicionado nuestros paseos y nuestro ánimo para caminar.



uxue

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