Cuando leemos un poema en ocasiones no lo interiorizamos, pues no le damos esa entonación que es necesaria para que nos mueva y nos sensibilice.
Muchas veces me ha pasado que he leído el poema como si leyera un libro y no me ha motivado como debería hacerlo.
La poesía es como una canción, que necesita de alguien que sepa cantar para que nos llegue y nos emociones. La poesía a viva voz necesita de esa persona especial que sepa recitarla y transmitirla a los demás para que se pueda apreciar mejor.
Pero esto no lo puede hacer cualquiera. No todos tenemos la facultad de darle esa musicalidad al poema, de darle la entonación necesaria.
Ayer al escuchar el poema de “Pimpollo” es cuando lo aprecié de veras, cuando me di cuenta que un poema no basta con leerlo, también hay que escucharlo.
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