sábado, 13 de febrero de 2010

Erase una vez...




Érase una vez un pájaro adornado con un par de alas perfectas y plumas relucientes, coloridas y maravillosas. En fin, un animal hecho para volar libre e independiente, para alegrar a quien lo observase.

Un día, una mujer lo vió y se enamoro de él. Se quedó mirándolo con la boca abierta de admiración, el corazón latiéndole más de prisa, los ojos brillantes de emoción. Lo invitó a volar con ella, y los dos viajaron por el cielo en completa armonía. Ella admiraba, veneraba, adoraba al pájaro.

Pero entonces pensó ... ¡¡tal vez quiera conocer algunas montañas distantes!!. Y la mujer tuvo miedo. Miedo de no volver a sentir nunca más aquello con ningún otro pájaro. Y sintió envidia... envidia de la capacidad de volar del pájaro.

Y se sintió sola.

Y pensó "Voy a poner una trampa. La próxima vez que el pájaro venga, no volverá a marcharse".

El pájaro, que también estaba enamorado, volvió al día siguiente, cayó en la trampa, y fue encerrado en la jaula.

Todos los días ella miraba al pájaro. Allí estaba el objeto de su pasión, y se lo enseñaba a sus amigas, que comentaban: "¡¡Eres una persona que lo tiene todo!!".

Sin embargo, empezó a producirse una extraña transformación. Como tenía al pájaro, y ya no tenía que conquistarlo, fue perdiendo el interés. El pájaro, sin poder volar ni expresar el sentido de su vida, se fue consumiendo, perdiendo el brillo, se puso feo. Y ella ya no le prestaba atención, excepto para alimentarlo o limpiar la jaula.

Un buen día, el pájaro murió. Ella se puso muy triste, y no dejaba de pensar en él. Pero no recordaba la jaula, recordaba sólo el día en que lo había visto por primera vez, volando contento entre las nubes.

Si profundizase en sí misma, descubriría que aquello que la emocionaba tanto del pájaro era su libertad, la energía de sus alas en movimiento, y no su cuerpo físico.

Sin el pájaro, su vida también perdió su sentido, y la muerte vino a llamar a su puerta. "¿Por qué has venido?", le preguntó a la muerte.

"Para que puedas volar de nuevo con él por el cielo - respondió la muerte -. Si lo hubieses dejado partir y volver siempre, lo admirarías y lo amarías todavía más; sin embargo, ahora necesitas de mí para poder encontrarlo de nuevo".

("Once minutos"
Paolo Coelho)

Once minutos...Paulo Coelho




Acabo de terminar de leer el libro de Paolo Coelho..."Once minutos".

Es uno libro especial, humano, muy real y que no deja indiferente a quien lo lee.

"Relata la historia de María, una joven proveniente de una villa brasileña, cuyos primeros roces inocentes con el amor le dejan con el corazón destrozado. A su tierna edad, se convence de que jamás hallará el amor verdadero; al contrario, considera que "El amor es algo horrible que produce sufrimiento." Un encuentro casual en Río la lleva a Ginebra, donde sueña con conseguir fama y fortuna. Sin embargo, termina trabajando de prostituta.

En Ginebra, la opinión desesperanzada que María tiene del amor, se pone a prueba al conocer a un apuesto joven pintor. En esta odisea de descubrimiento personal, María debe elegir entre recorrer el camino de la oscuridad, el del sexo por el sexo mismo, o arriesgarlo todo para descubrir su propia "luz interior" y las posibilidad del sexo sagrado, es decir, del sexo dentro del contexto del amor".




Tiempo de nacer, tiempo de morir,
tiempo de plantar, tiempo de arrancar la planta,
tiempo de matar, tiempo de curar,
tiempo de destruir, tiempo de construir,
tiempo de llorar, tiempo de reír,
tiempo de gemir, tiempo de bailar,
tiempo de tirar piedras, tiempo de recoger piedras,
tiempo de abrazar, tiempo de separar,
tiempo de buscar, tiempo de perder,
tiempo de guardar, tiempo de tirar,
tiempo de rasgar, tiempo de coser,
tiempo de callar, tiempo de hablar,
tiempo de amar, tiempo de odiar,
tiempo de guerra, tiempo de paz.

(Once minutos
Paolo Coelho)

El lugar que me rodea

El lugar que me rodea