lunes, 31 de agosto de 2009

Mafalda

El cruce del río...Déjame que te cuente



El cruce del río pertenece a un relato Zen de S. Sumish, El Koan.
Jorge Bucay
, en su afán por ayudar a Demian le cuenta este cuento.



" Había una vez dos monjes zen que caminaban por el bosque de regreso al monasterio.


Cuando llegaron al río, vieron a una mujer que lloraba en cuclillas cerca de la orilla.

Era joven y atractiva.


-¿que te sucede?- le preguntó el más anciano.


-Mi madre se muere. Está sola en casa, al otro lado del río, y yo no puedo cruzar.

Lo intenté -siguió la joven-, pero la corriente me arrastra y no podré llegar nunca al otro lado sin ayuda...

Pensé que no la volvería a ver con vida.

Pero ahora... Ahora que habéis aparecido vosotros, alguno de los dos podrá ayudarme a cruzar...


-Ojalá pudiéramos -se lamentó el más joven-.

Pero la única manera de ayudarte sería cargarte a través del río y nuestros votos de castidad nos impiden todo contacto con el sexo opuesto.

Lo tenemos prohibido... Lo siento.


-Yo también lo siento- dijo la mujer. Y siguió llorando.


El monje más viejo se arrodilló, bajó la cabeza y dijo: "sube".


La mujer no podía creerlo, pero con rapidez tomó su hatillo de ropa y subió a horcajadas sobre el monje.


Con bastante dificultad, el monje cruzó el rió, seguido por el joven.


Al llegar al otro lado, la mujer descendió y se acercó al anciano monje con intención de besar sus manos.


-Está bien, está bien -dijo el viejo retirando sus manos-, sigue tu camino.


La mujer se inclinó con gratitud y humildad, recogió sus ropas y corrió por el camino hacia el pueblo.


Los monjes, sin decir palabra, retomaron su marcha al monasterio. Aún les quedaban diez horas de caminata...


Poco antes de llegar, el joven le dijo al anciano: "Maestro, vos sabéis mejor que yo de nuestro voto de abstinencia. No obstante, cargasteis sobre vuestros hombros a aquella mujer a través de todo lo ancho del río".


-Yo la llevé a través del río, es cierto.

Pero ¿qué te pasa a ti que todavía la cargas sobre tus hombros?.





sábado, 29 de agosto de 2009

El encuentro con una amiga muy especial

Un pueblo encantador de Huelva


Este verano ha sido muy especial.

Primero por el viaje a los pirineos que hice con mis hijos y después por el viaje que hice a Huelva invitada por una amiga.

A esta amiga la conocí hará unos tres años a través de unos foros en mi comienzo por Internet. Enseguida congeniamos y hablábamos por Messenger y en los foros. Ha habido momentos en los que perdíamos el contacto, pero más tarde una de las dos llamaba a la otra y se reanudaba la relación.

Yo ahora no ando en los foros, pero esta amistad continuó y seguíamos en contacto.

Un mes antes de las vacaciones esta amiga me dijo que por qué no me animaba a ir a Huelva a visitarla y así desconectaba por unos días.

Enseguida me animé e hicimos planes para vernos.

Iba a relatar el día a día como en el otro viaje, pero lo haré a través de las fotos que vaya poniendo.

Ahora pondré algo muy importante del viaje, que ha hecho que el lazo de amistad se refuerce y que me ha ayudado a conocer a una familia unida, alegre y con un corazón enorme.

Iba a estar seis días allí, pero, debido a un contratiempo en la estación de autobuses, se alargó un día más.
Este contratiempo alteró la estancia tan buena que tuve allí, y como bien dice mi amiga, todo tiene su lado positivo, esto también lo tuvo, pues ahí es donde de veras comprobé la gran calidad humana que tiene Gloria y su familia. Ella estaba preocupada por mí, quería que me animara y no hacía más que regañarme para que dejara de pensar en ese momento malo que pasé en la estación.

Mi viaje a Huelva ha sido muy especial, algo que nunca olvidaré y que tendré siempre dentro de mi mente y mi corazón.

Necesitaba realizar este viaje y alejarme un poco de la rutina diaria y estos días me han ayudado mucho a ello y a recargar las pilas.

Gracias Gloria, Gracias a toda la familia, por haberme dado la oportunidad de conoceros y haber compartido estos días con vosotros.

Antes de irme no pensé que fueran tan especiales, creí que serían unas vacaciones más, pero vosotros habéis hecho que esta semana haya sido una de las mejores que haya pasado en mi vida.


La mayoría de las fotos que pondré del viaje las hizo mi amiga Gloria, que es una apasionada de la fotografía.
Cuando veía algo que le gustaba o le llamaba la atención, ahí se paraba hacer fotos.

Quien vaya con ella de turismo que se lo tome con calma, le gusta inmortalizarlo todo a través de la cámara, y con la digital ya no hay nada que la retenga, pues las fotos que puede sacar son interminables.

Es una mujer enamorada de su tierra, le encanta mostrar a los demás aquello que conoce y que merece la pena ver.
Daba gusto verla disfrutar de lo que tenía delante y querer tener un recuerdo de todo ello a través de las fotos.

De todos los sitios no hicimos fotos porque no llevábamos la cámara encima. En alguna ocasión pondré alguna foto cogida de Internet para enseñar cosas que vimos en el viaje y que merecen la pena de ver.

Mirando por Internet he visto un poema de un poeta del pueblo de mi amiga que me ha gustado mucho, mientras lo leía me recordaba ese maravilloso lugar.

Va por ti Gloria y por todas aquellas personas que he conocido en esa preciosa tierra andaluza.

Gracias por todo amiga.




POEMA DEL POETA DE VALVERDE.


Antes de morir,
quiero dejar el reposar vivido de una extensa ilusión:
que desde la grama de mí hierba florida
resurja un Jilguero batiendo las alas en semblanza de amor...

Un Jilguero policromo de oro azul en sus patas;
y en sus plumas un Madroño
y en su pico un cantar:
un cantar agorero que adivine la paz.

Un inquieto Jilguero de plumífero ensueño
que se acerque al arroyo y se mire en el agua
proveyendo una vida a su antojo ideal:

Una vida de tupidas conciencias con promesas reales,
y una luz mañanera con que siempre gozar:

Donde blancos y negros se entrecrucen las manos y se sientan a amar:
y nacer de nuevo y empezar a vivir.,
con mis rosas blancas para a nadie herir.

Yo cual mí Jilguero tengo plumas bellas..,
Si mirando al cielo consigo esa estrella de mí reposar.

(Francisco LLánes Ramírez)


uxue



sábado, 15 de agosto de 2009

Quinto día…la vuelta a casa

Castillo de Francisco Javier



Y llegó el último día, el fin del viaje y de la aventura pirenaica.


Hicimos menos días de los previstos, no nos importó pues así lo decidimos entre los tres.

El viaje fue breve pero intenso y lo disfrutamos.


Yo cuando salí de mi casa no sabía qué nos depararía el viaje, no estaba demasiado ilusionada porque a veces temía que no nos arregláramos con los días, las noches o con las excursiones.


Al final todo salió muy bien e hicimos los días y los paseos a gusto de todos.


Salimos después del desayuno. Abrían a las diez las oficinas para pagar el camping, así que hicimos tiempo hablando y despidiéndonos del amigo de mi hijo y su familia.


Cuando nos dio la hora salimos pues ya teníamos todo dentro del noche preparado para la partida.


En la víspera habíamos comentado de ir a Urbasa, un lugar precioso y que deseo conocer. Pero el día estaba lluvioso y lo dejamos para otro momento.


Lo que sí hicimos es ir a ver el castillo de Francisco Javier, en Navarra.

De niña, cuando estaba en el colegio de Navarra fui a visitarlo con las monjas, pero era pequeña y no recordaba cómo era.

Tenía mucha ilusión por volver a verlo y mis hijos también se animaron.




En el trayecto hacia el castillo recorríamos el largo del pantanto de Yesa, se notaba que había perdido mucha agua, se veían las marcas de hasta dónde llegaba antes. De cualquier forma seguía siendo un paisaje muy bonito y digno de ver.


Llegamos al castillo pasadas las 11 de la mañana y entramos.


Aquí tengo que decir que me llevé una desilusión.

El castillo estaba muy bonito, renovado,….pero para mí demasiado artificial.

Los suelos de madera, las escaleras de madera,… le faltaba el encanto del castillo antiguo.


A mí me gusta entrar en estos sitios y a través de sus paredes, escaleras y habitaciones sentir que me transporta a esa época, imaginarlo cómo fue en su teimpo.


Este castillo, sin embargo, es más como un monumento, un sitio preparado por y para el turismo, pero sin el encanto que tendría un castillo renovado de acuerdo a como era en esa época.

El sitio es muy bonito y los jardines también, pero demasiado moderno todo para mi gusto.


En Semana Santa una amiga me invitó a su casa en Murcia y un día fuimos a Cartagena.

Allí vi el Anfiteatro Romano y me gustó mucho la reconstrucción que hacían de él. Pusieron piedras nuevas, pero respetando lo viejo, había incluso sitios donde costaba distinguir lo nuevo de lo viejo, ya que intentaron que se pareciera lo máximo a esa época.


Me encantó ese anfiteatro, y otros edificios que habían allí, que estaban hechos de la misma manera.

Eso es lo que me hubiera gustado ver en el Castillo de Francisco Javier y que eché en falta.

Mi hijo me ha dicho que en Bizkaia el castillo de Brutón es más real, como si fuera en ese época y que es muy bonito. Así que un día de estos nos animamos y lo vemos.


Salimos de allí sobre las doce y media salimos y fuimos a comer un bocadillo en Yesa.

Comimos con tranquilidad, relajados, y después de allí nos dispusimos a terminar el recorrido y llegar a nuestro destino.


Llegamos sobre las cinco de la tarde. Subimos todos los trastos, que eran bastantes, y sin ascensor. Subir cuatro pisos cargados es bastante cansado.

Hicimos varios viajes y cuando ya estuvimos en casa a recoger las cosas y a relajarnos.


Y éste ha sido mi viaje por los pirineos en compañía de mis hijos. Una experiencia muy agradable, nos hemos reído mucho, hemos conocido nuevos lugares y lo hemos pasado muy bien.


Teníamos ganas de estar en casa y sobre todo de dormir en una cama cómoda y espaciosa.

La primera noche después de llegar a casa me costó bastante dormir y daba bastantes vueltas, pero en estos días ya he recuperado las horas de sueño que tenía atrasadas.


Ha merecido la pena no ir al pueblo este año. El próximo quizá tenga que ir, pero no cambio por nada estos días que hemos pasado juntos en los pirineos.


Las fotos las hizo mi hijo con su cámara. Yo sólo saqué unas pocas con el móvil y puse un par de ellas, que habían salido bien. Las demás son suyas.

No se me da bien la fotografía y preferí que las hiciera él con su cámara, que es mejor. Así las fotos saldrían con mayor calidad.


Hasta el próximo viaje...agur




uxue


viernes, 14 de agosto de 2009

Chipeta alto

Chipeta alto (2189 metros)

Esta particular montaña tiene una de las formas más singulares de todo el Pirineo, ya que su cima se adentra en la Selva de Oza con la forma de una imponente proa de barco.


Pondré unas cuantas fotos de este maravilloso lugar.



















El buzón de la cima





un color de tierra muy particular


El montón de piedras y la rayas, rojas y blancas que señalan el camino








Un girasol especial


El riachuelo en el camino


Bajando


Desnivel considerable


Una cabaña en el trayecto... puede servir de ayuda



uxue



Cuarto día…subida a Chipeta alto

Foto hecha desde la cima del alto de Chipeta


Ya desistí de dormir bien y me lo tomaba con calma. Los dos últimos días me decidí por dormir en el coche, era más mullido que el suelo de la tienda. Aunque llevábamos esterillas se notaba mucho la dureza y me costaba dormir.

No soy alta, así que el coche era mejor opción que la tienda y ahí por lo menos dormía algo más. Los chicos son más altos y les costaría más. Además a ellos la dureza del suelo no les afectaba tanto como a mí.


Después del desayuno nos dispusimos para la salida. Justo preparábamos las cosas cuando se despertó el amigo de mi hijo menor que estaba con su familia. Le invitamos a que se viniera con nosotros, mi hijo estaba ilusionado pues así para él sería más entretenido.

El amigo no es que tuviera muchas ganas al principio, pero se animó y nos fuimos los cuatro en pos de la siguiente aventura.


En esta ocasión nos dejaron tres palos de monte, para los chicos menores y para mí. No tenían más y a mi otro hijo le daba lo mismo llevar palo o no.

Tengo que decir que menuda diferencia el ir con o sin palo. Con la ayuda del palo las subidas se hacían mucho más sencillas, y las bajadas aún más.


La altura era de 2189 metros con un desnivel de unos 1000 metros, pero esta vez no nos cansamos tanto. Parábamos para comer fruta y beber agua y seguíamos adelante.


Tardamos unas seis horas en hacer el recorrido. El recorrido, aún siendo complicado y cansado, fue tranquilo. Mi hijo y su amigo no paraban de cotorrear y se quedaban rezagados, pero lo tomábamos con calma, estábamos disfrutando. Y después de haber subido a la mesa de los tres reyes, aquí ya no sentía ese temor que sentí allí.



Aquí sí que subí hasta la cima. Arriba había un buzón abierto.


El paisaje era maravilloso y desde allí se podían ver otros montes, como el de “la mesa de los tres reyes” y “Petretxema”, que también es muy alto.


Durante el recorrido vimos gente pero poca.


En un momento de la subida bajó un chico joven con un perro. Me llamó la atención la forma de andar, del perro, parecía que cojeaba, pero no me fijé bien.

Luego los chicos nos dirían que se habían parado para hablar con el dueño y se dieron cuenta de que le faltaba una pata.

Me pareció increíble cómo se manejaba el animal por ese terreno tan complicado, y sobre todo me gustó que no le hubieran abandonado por tener esa discapacidad. Se le veía contento y muy a gusto en ese terreno.


En otro tramo del recorrido vimos a otro joven que bajaba corriendo con una mochila. Mi hijo me dijo que estaba entrenando para la carrera que se hace a través de los montes corriendo y que era un famoso corredor de esa disciplina.


Parte del recorrido


Hubo un tramo que no estaba indicado, era todo cuesta arriba sobre prado. Mi hijo mayor nos había sacado mucha ventaja y no le veíamos, así que subíamos hacia arriba algo desorientados. Cuando llegamos a la cima de ese prado miramos hacia arriba a la derecha y vimos que él ya había llegado al tope de Chipeta.


Ya nos quedaba el último tramo, la última subida y estaríamos en la cima con él.

Subimos sin dificultad y al llegar pudimos contemplar desde allí esa inmensidad, esa maravilla.


Había un par de buitres revoloteando por ahí por si alguien se despistaba y se caía. Andaban al acecho. En esta ocasión ni se me ocurrió tumbarme, estos bichos no son de fiar y cualquier descuido podía costarnos caro.


Hicimos fotos y justo llegó una familia a la cima. Nos hizo una foto a todos juntos y luego mi hijo les hizo una a ellos.


Parece un monstruo con un ojo



Iniciamos la bajada con mucho ánimo y encantados de lo que habíamos visto.

El cansancio no se notaba, no hubo protestas como en el viaje anterior, no hubo dolor. Tampoco hubo caídas ni culetazos, sobre todo, gracias a los palos que nos evitaron ese problema.


Todo el recorrido lo hicimos a base de fruta, unos frutos secos que comimos en la cima y agua.



Descansando y comiendo



Llegamos sobre las seis de la tarde al camping, nos dimos una ducha y luego los padres del amigo que nos acompañó compartieron su comida con nosotros. Estaba muy buena y nos sentó de maravilla.


Por la mañana habíamos decidido que el día siguiente ya vendríamos para casa y nos faltaba un pueblo que queríamos ver.


Mi hijo pequeño ya estaba cansado y se quedó con el amigo. Mi otro hijo y yo nos fuimos a ese pueblo, llamado Ansó.

El camino era bastante difícil, estrecho y con curvas. Tardamos como una media hora en llegar y cerca de las ocho salimos del coche e hicimos el recorrido por ese lugar.


Ansó es un pueblo muy bonito. Llama la atención las paredes, homogéneas de piedra gris dura.

Las calles eran estrechas y había mucho ambiente.

En el frontón estaban preparando las cosas para el rodaje de una película. Se veían los focos, el movimiento de la gente y organizando las cosas.

No estaban rodando en ese momento, supongo que lo haría por la noche.

El pueblo no es grande, así que no tardamos mucho en recorrerlo.


Cerca de las nueve nos dirigimos al camping a cenar y descansar. Amenazaba lluvia y no queríamos que nos pillara en medio.



Ansó


Después de la cena estuvimos un rato y nos acostamos, que al día siguiente sería la vuelta y queríamos aprovechar para ver el castillo de Francisco Javier, de Navarra.


Fue un bonito día, lo pasamos bien y el lugar que visitamos fue maravilloso.


uxue

El lugar que me rodea

El lugar que me rodea