domingo, 9 de agosto de 2009

Irati…Un lugar especial



Después de la comida ya enfilamos directo al primer lugar de destino del pirineo Navarro: La selva de Irati, perteneciente al municipio de Otchagavia, en Navarra.


“La Selva de Irati , está a una altitud de 920 metros. Es el segundo hayedo-abetal más extenso y mejor conservado de Europa, una inmensa mancha verde de unas 17.000 hectáreas que se mantiene en estado casi virgen. Situada en el Pirineo Occidental de Navarra, a la Selva de Irati se accede desde los bellos pueblos de Ochagavía o de Orbaitzeta y es un tesoro natural en el que se encuentran los espacios protegidos de Mendilatz y Tristuibartea y la Reserva Integral de Lizardoia”


Este lugar forma parte del Valle de Salazar, un lugar precioso y que merece la pena visitar.

Antes de llegar a Irati paramos en un lugar donde apreciar mejor el paisaje y caminar un poco. Nada más salir de allí nos tuvimos que poner los jerseys porque la temperatura era bastante fresca y no se podía ir en manga corta.
Cruzamos la carretera y seguimos un camino que subía hacía las montañas.
Esta vez no pretendíamos hacer un recorrido largo, sólo pasear un poco mientras nos oxigenábamos con ese aire tan sano admirando un lugar maravilloso y digno de ver.


Primera parada antes de llegar a Irati

Anduvimos cerca unos 45 y luego fuimos al coche directos a Irati para verlo antes de que anocheciera.

Primer paseo

Aparcamos arriba y salimos a recrear nuestros sentidos con tanta belleza. Es un sitio precioso, y se respira un aire de mucha tranquilidad.
Había varias opciones para andar.
En un palo con varias flechas
daba opción a ir a un lugar u otro. Ponía qué tipo de recorrido era: corto ( SL, sendero local) o largo (GR, gran recorrido), y la duración del mismo para poder calcular el tiempo que necesitábamos y en función de las necesidades de cada uno.

Nosotros elegimos coger el camino hacia la cascada.
Era un recorrido local de una hora más o menos la ida y la vuelta.
Sería nuestro primer contacto más real con los Pirineos y que nos iba preparando para lo que nos esperaría los días posteriores.

En el camino vimos un pequeño refugio, donde ponía que sólo se podía estar una noche y únicamente los que accedían allí andando o en bicicleta. Como nosotros hasta Irati fuimos en coche no podíamos beneficiarnos del refugio.

De cualquier forma ya teníamos intención de ir a un Camping que había cerca del pueblo.


Sobre las ocho de la noche salimos de Irati y nos dirigimos hacia el camping de Ochagavia.
Preguntamos si había plazas y hubo suerte, pues había bastantes.
Éramos dos adultos y un niño, el coche y la tienda, y éste sería el factor común en todos los Campins a los que acudiríamos, pues era lo que teníamos que decir para inscribirnos y luego pagar antes de irnos.

La noche era lo que más temía. No estoy acostumbrada a dormir en tiendas de campaña, en un suelo duro y en un espacio tan pequeño, presentía que sería complicado dormir en esas condiciones.
La tienda era para dos, aunque cabíamos bien los tres, pero sin que sobrara espacio.
Durante la noche apenas podía dormir, sentía la dureza del suelo, tenía que pensármelo más de una vez antes de darme la vuelta para cambiar de posición.

Hubo un momento que sentí tal desesperación que me entró claustrofobia allí dentro. No quería despertar a los chicos y no me atrevía abrir los ojos para no ver ese sitio tan pequeño que me estaba agobiando.

Poco a poco me fui relajando y dejé de pensar en ello. Conseguí dormir a ratos, pero muy poco.


Las noches era lo peor que llevaba en este viaje a los Pirineos, dormía muy poco y apenas descansaba.

Lo raro es que no me encontraba mal al día siguiente, estaba espabilada y no sentía cansancio. Debe ser el aire de allí que te da una energía especial.


Cuando montamos la tienda nos fuimos a una de las mesas del camping a cenar. Hicimos una ensalada y comimos tortilla que quedó de al mediodía y embutido.


Luego jugamos un rato a las cartas y nos fuimos a la tienda a descansar.

En la tienda hicimos unas risas mientras poníamos los sacos y nos acostábamos, no era sencilla la situación, pero nos arreglamos bien y sin problemas.


Planeamos qué hacer el día siguiente y ya apagamos la luz de una linterna que teníamos y a descansar hasta el próximo día donde haríamos uno de los recorridos para conocer mejor esa zona e ir calentándonos para lo que sería nuestra verdadera hazaña un par de día después.


Fue un día intenso, de sorpresas, emociones y de una sensación de tranquilidad y de estar a gusto con lo que habíamos hecho y visto.






Varias fotos de la cascada de la Selva de Irati

uxue




3 comentarios:

margarita dijo...

Preciso, Uxue. Pero lo más bonito, para mi parecer, es que hicieras el viaje con tus hijos.

Yo tengo 2 hijos el mayor tiene 20 años y la niña 16. Mi hija aun viene de viaje con nosotros, pero mi hijo hace ya mucho que dejó de hacerlo.Tienes bonitos recuerdos del viaje con tus hijos. Disfrútalo. Un abrazo

Carlos dijo...

Hola uxue…bienvenida chica, extrañaba las entradas en tu blog y has regresado con todas las energías. Leí atentamente de tu visita a tu antiguo colegio en el pueblo de Muruzábal, me emocionó lo que contabas de tu visita al sitio donde escondías tu tesoro.

Ahora leyendo de esta etapa del viaje que realizaste con tus hijos pinta para interesante, los paisajes son hermosos y siento deseos de estar ahí y gozar de toda la paz y tranquilidad que transmiten esas imágenes.

Me alegra que estés de vuelta y espero con ansias tus relatos del viaje. Un fuerte y cariñoso abrazo…agur

uxue dijo...

Hola a los dos.
Muchas gracias por vuestras palabras.
Ayer me dije que tenía que empezar a escribir esta experiencia cuanto antes, pues si lo dejo para más tarde puede que me dé la pereza y no lo haga. Además ahora es cuando tengo el recuerdo del viaje más fresco.
Cuando me pongo a escribir me vienen las palabras a borbotones de todo lo que ha sucedido y cómo lo he vivido.
Fueron pocos días pero muy intensos y lo pasamos genial... bueno, no siempre, pues en un momento del viaje contaré cuando mis hijos y yo anduvimos en un peligro real y que con paciencia y mucha suerte pudimos salir de él.

Margarita, mi hijo con 16 años ya no venía al pueblo de vacaciones. Ahora con 20 que tiene es quien ha querido que vayamos los tres. Creo que más que la compañía era el ambiente del pueblo que no le gustaba y por eso no venía.

Charly, gracias por tu bienvenida y puede que cuando leas más en algún momento te enfades de las locuras que hicimos. Tranquilo amigo, sabes cómo soy y no me resisto a un desafio.

Un abrazo enorme para los dos y muchas gracias de nuevo...agur

El lugar que me rodea

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