Durante el día he visto en más de una ocasión una polilla revolotear por la cocina. Cogía el trapo y la intetaba atrapar, pero no había forma.
Cuando pensaba que la había matado, me sentaba tranquilamente y al rato salía de nuevo de su escondite.
Después de la vuelta del paseo empiezo hacer la cena y veo otra vez la poilla, encima parecía más grande. Deben crecer a marchas forzadas.
Empiezo al ataque de forma insistente, pero nada que no hay forma.
En un momento se posa en el techo y pienso utilizar la escoba para atraparla, pero me decido por otro método para cazarla pues igual se me escapaba.
Ella estaba quietecita y yo no dejaba de mirarla. Así que tomo una silla de madera de la cocina y la pongo a la par de la polilla.
Me subo y con un trapo la intento dar. Cuando de repente pierdo el equilibrio, la silla se cae y yo me veo volando por los aires directa al suelo.
Mientras me caía me ha dado tiempo en pensar en que el golpe era inevitable. La silla se cayó y se había roto el respaldo. Yo me doy contra la silla y en el suelo de terrazo.
Me he pegado un porrazo tremendo. Las contusiones han sido en varios sitios. En el trayecto, y por evitar el típico culetazo, me movi y el golpe ha sido en la cadera.
Cuando aterricé me he quedado ahí parada pensando si me podía mover.
Tenía raspazos por varios sitios del cuerpo, y los moratones saldrán mañana seguro.
Respiraba y podía moverme, así que me he relajado y pensaba en la locura que acababa de hacer por culpa de una polilla y mi terquedad de quitarla del medio.
Desde el suelo miro al techo y veo ahí quietecita la polilla.
Qué rabia!!!!...
He cogido la escoba y la he quitado del medio sin contemplaciones.
Cuando viene mi hijo menor a cenar mira la silla y se me queda mirando a mí queriendo saber por qué estaba rota. Le digo que no pregunte pues imagino la reacción.
Me dice que no se reirá y le cuento lo que ha pasado.
Se ha reido, ...
Luego llega el otro hermano y ve la silla, yo no le quiero contar nada, pero el otro se levanta de su sitio, se sube a la silla y lo escenifica para que sea más evidente.
Éste también se rie...
El más formal ha sido mi hijo mayor que no le ha extrañado ver una silla rota y no se ha reido.
Ahora me duele toito por culpa de la dichosa polilla.
Seguro que esta noche me voy acordar de ella, de la escoba que no cogí al principio y de la silla tentadora que hizo que me subiera y luego me cayera.
Ayyyyyyyyyy!!!
uxue
6 comentarios:
Una simple polilla y la que ha liado. Has tenido suerte de que no te pasara algo más importante que las conyusiones. Recibe un abrazo
Es cierto que tuve suerte pues pudo haber sido peor. Los accidentes de cocina no son nada buenos.
En la pierna tengo sobre todo un señor moratón, pero por lo demás estoy bien y sin problemas.
Muchas gracias Margarita. Saluda de mi parte a la nueva abuelita.
Un enorme abrazo
Hola Uxue, perdona que no coincida con el titulo de tu post….por culpa de la polilla?...que culpa tiene la pobre polilla?, yo lo titularía “Por culpa de mi IMPRUDENCIA”. Te pregunto: De quien te estas contagiando?..En mi blog pondré un monologo que toca este tema. Típico del argentino, la culpa…”siempre la tiene el otro”, no dejes de leerlo. Un beso niña.
Agur
Hola Charly
La Culpa es de la Polilla, ella estaba en un sitio que no le correspondía, no tenía que estar en casa molestando.
Eso digo yo, de quién me habré contagiado... Puede que de un argentino que suele hacer lo mismo,... je, je
Besos, agur...
Jo, chica, menudo trompazo debiste darte!! Y vaya ocurrencia subirse a la silla con el trapo en ristre, con lo fácil que es usar la escoba...
No sé qué pasa este año con las polillas, yo he tenido como una plaga en mi cocina. Pero yo no me he subido a la silla para espantarlas, con la escoba las he ido eliminado.
Cuídate, que ya no estamos para ciertas cosas.
Un beso, amiga.
Al día siguiente vi a otra pariente de la polilla anterior y a ésa ya la maté con la escoba.
El dolor se pasó pero tengo un moretón que asusta a cualquiera.
Eso me pasa por querer subir a las alturas y comprobar que no puedo volar.
Besos guapa
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